(Artículo publicado en La Opinión de Málaga, en la sección cartas al Director el 22/04/08)
No seré yo el que se desgarre las vestiduras por una bandera, pero hay hechos que no dejan de ser curiosos.
En el castillo de Fuengirola, que es de titularidad municipal, sólo ondea la bandera estatal, discriminándose vilmente tanto la enseña andaluza como la municipal (de la que es parte el propio castillo). ¿Cuál es el fin de este acto soberanista?, ¿porqué se quire seguir ultrajando los derechos del pueblo andaluz?, acaso no pueden ondear ambas banderas en un conjunto histórico que pertenece al pueblo y no a los intereses de ningún partido, ni de ningún mandatario.
Además curiosamente en Fuengirola la alcaldía la ostenta la misma persona que es portavoz del partido mayoritario de la oposición en el parlamento andaluz, partido que votó el artículo 1º del estatuto de andalucía en el que se indica que la bandera y símbolos de Andalucía se protegerán del mismo modo que el resto de símbolos del estado.
¿Ésta es la política que defiende el PP para Andalucía?, la anulación como pueblo, la eliminación de símbolos identificativos, la falta de respeto a la elección y sentir de la mayoría del pueblo que luchó por que su bandera pudiera ondear libremente en los edificios públicos, y bajo la escusa de que no es un edificio oficial, la alcaldesa ha suprimido del Castillo de Fuengirola las banderas andaluza y municipal, castillo, que fué andaluz antes que español; oprimiendo la voluntad como pueblo y eliminando la memoria colectiva como andaluces, de una bandera bimilenaria reconocida en 1918 en la asamblea de Ronda, junto a su escudo, promovido por el padre de la patria andaluza. Estos actos de ignorancia y falta de respeto hacia el pueblo que representa, son los que hacen salir de la normalidad la convivencia ciudadana de la que tenemos clara evidencia en otros lugares.
La significación y relevancia de algo que en si mismo es absurdo como el simple gesto de que ondeen las banderas andaluza y fuengiroleña en el lugar que les corresponde es en sí mismo una provocación para el pueblo, teniendo en este caso especial significado puesto que la persona que así lo decidió es una representante en el parlamento andaluz y ha debido prometer lealtad a los símbolos que representan Andalucía, pueblo para el que en teoría está trabajando y ha sido elegida electoralmente para tal fin, por tanto en este caso es una flagrante contradicción puesto que no se puede estar representando los intereses de Andalucía y a la vez pisotear sus emblemas e ignorarlos como inexistentes. Es por ello que si no está dispuesta a defender los intereses de Andalucía, no debería seguir ocupando su puesto en el parlamento, ni seguir cobrando de los impuestos de todos los andaluces, que siendo de una ideología u otra todos se identifican con su bandera.
Es así que desde mi más humilde posición le pido una pronta restauracíon de la Blanca y Verde en el castillo de Fuengirola.
No seré yo el que se desgarre las vestiduras por una bandera, pero hay hechos que no dejan de ser curiosos.
En el castillo de Fuengirola, que es de titularidad municipal, sólo ondea la bandera estatal, discriminándose vilmente tanto la enseña andaluza como la municipal (de la que es parte el propio castillo). ¿Cuál es el fin de este acto soberanista?, ¿porqué se quire seguir ultrajando los derechos del pueblo andaluz?, acaso no pueden ondear ambas banderas en un conjunto histórico que pertenece al pueblo y no a los intereses de ningún partido, ni de ningún mandatario.
Además curiosamente en Fuengirola la alcaldía la ostenta la misma persona que es portavoz del partido mayoritario de la oposición en el parlamento andaluz, partido que votó el artículo 1º del estatuto de andalucía en el que se indica que la bandera y símbolos de Andalucía se protegerán del mismo modo que el resto de símbolos del estado.
¿Ésta es la política que defiende el PP para Andalucía?, la anulación como pueblo, la eliminación de símbolos identificativos, la falta de respeto a la elección y sentir de la mayoría del pueblo que luchó por que su bandera pudiera ondear libremente en los edificios públicos, y bajo la escusa de que no es un edificio oficial, la alcaldesa ha suprimido del Castillo de Fuengirola las banderas andaluza y municipal, castillo, que fué andaluz antes que español; oprimiendo la voluntad como pueblo y eliminando la memoria colectiva como andaluces, de una bandera bimilenaria reconocida en 1918 en la asamblea de Ronda, junto a su escudo, promovido por el padre de la patria andaluza. Estos actos de ignorancia y falta de respeto hacia el pueblo que representa, son los que hacen salir de la normalidad la convivencia ciudadana de la que tenemos clara evidencia en otros lugares.
La significación y relevancia de algo que en si mismo es absurdo como el simple gesto de que ondeen las banderas andaluza y fuengiroleña en el lugar que les corresponde es en sí mismo una provocación para el pueblo, teniendo en este caso especial significado puesto que la persona que así lo decidió es una representante en el parlamento andaluz y ha debido prometer lealtad a los símbolos que representan Andalucía, pueblo para el que en teoría está trabajando y ha sido elegida electoralmente para tal fin, por tanto en este caso es una flagrante contradicción puesto que no se puede estar representando los intereses de Andalucía y a la vez pisotear sus emblemas e ignorarlos como inexistentes. Es por ello que si no está dispuesta a defender los intereses de Andalucía, no debería seguir ocupando su puesto en el parlamento, ni seguir cobrando de los impuestos de todos los andaluces, que siendo de una ideología u otra todos se identifican con su bandera.
Es así que desde mi más humilde posición le pido una pronta restauracíon de la Blanca y Verde en el castillo de Fuengirola.