¿Jornada laboral o esclavitud disimulada?

(Artículo publicado en La Opinión de Málaga, en la sección cartas al Director el 14/06/08, y en Diario Sur el 14/06/08 en la sección cartas al Director)

En 1917 tras innumerables actuaciones sindicales y reclamaciones se consigue entre otras cosas (como por ejemplo poner edad mínima para trabajar de 12 años....) la jornada de 48 horas. Estos logros necesarios tras la revolución industrial, debido al estado de semiesclavitud en que vivían los operarios de las fábricas principalmente supusieron la entrada en la edad moderna, es más supusieron la revolución capitalista en la que hoy vivimos, ya que gracias a la disminución de la jornada, comenzó el aumento del bienestar, no sólo se vivía para trabajar, comenzó la sociedad de consumo que supuso a partir de entonces el siglo de más avances sociales, científicos etc... de toda la historia, además, se acortó enormemente la pobreza tanto en europa como en América, debido a que aumentó la mano de obra necesaria, al limitarse la jornada laboral.

Todos estos efectos positivos sobre la economía mundial se pretenden eliminar, se quiere acabar con los logros de años de lucha por derechos sociales en pleno siglo XXI, en que los planteamientos políticos deberían ir encaminados hacia la conciliación trabajo-familia y sobre todo la igualdad de la mujer en el trabajo. En un momento en el que desde la sociedad se pide mayor flexibilidad, se intenta esclavizar a los trabajadores con medidas obsoletas que pararán la economía, ya que se reducirá el consumo (puesto que una persona que trabaja 12 horas diarias no le queda mucho tiempo libre para gastar lo que gana), aumentará el paro (es simple matemática, por cada tres trabajadores actuales de 48 horas aproximadamente, sólo serán necesarios 2 de 65 aproximadamente), será imposible conciliar la vida familiar, bueno a no ser que se elimine la edad mínima para trabajar, entonces problema resuelto, nos llevamos los niños al trabajo y listo.

Aparte ironías, pienso que este asunto es bastante más serio de lo que nos pudiera parecer y no se puede permitir que los derechos conseguidos hace casi cien años se lapiden en un periquete.